miércoles, 3 de junio de 2009


Me encanta mirar la cuidad como si fuese la primera vez, todo aquello que me parece conocido, empieza a adquirir un tono distinto. Me dejo llevar por el movimiento de la gente, y me veo desde arriba, y me rio, me parece gracioso ver tantas personas moviendose en la misma direccion, como si una fuerza no conocida los arrastraria hacia el mismo lugar. Las luces de la cuidad parecen estar suspendidas en el aire, son luciernagas que bailan a un mismo compas... Y lo cotidiano, parece tan mágico...


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